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No abro ese cajón desde hace meses, aprovecharían la más mínima oportunidad para salir de sus escondites.
FOTO: MARCELO CESCA
—Yo asesiné al Papa —me dijo la mujer en la plaza. Seguí con mi sándwich, pensé que bromeaba.
FOTO: LUCILA RIVAS
Lucila Rivas
Antes de que aparecieran los alacranes, este era un edificio tranquilo, con suicidios y asesinatos como en todas partes.
FOTO: LUCILA RIVAS
Lucila Rivas
No es fácil ser mujer en el asiento trasero de un taxi. Afuera está oscuro, casi tanto como adentro.
FOTO: MARCELO CESCA
Solo el Zurdo conocía lo ocurrido aquella noche, la del campeonato ganado, pero perdido en la última fecha.
FOTO: VALENTÍN CESCA
Un ídolo intocable, un hincha fanático y un perro fiel. Es fútbol, ni siquiera la muerte podrá separarlos.
FOTO: ANDREA ROSSETTI