El Tano hizo un gesto de fastidio y guardó la foto en el bolsillo. Hablar de la casa era peor que discutir de fútbol o de política, mucho peor. El único que no se metía nunca era el borrachín de la mesa del fondo, siempre en silencio. —¡Una foto es una foto, Tano
La noche que el doctor Patricio Gauna desapareció, el ascensor del edificio no funcionaba. El desperfecto mecánico podía parecer ajeno a los hechos, pero tal vez no lo fuera; con casi ochenta y cinco años, Gauna se había esfumado en las escaleras. La indiferencia de los vecinos resultaba muy llamativa, más aún cuando casi