El Tano hizo un gesto de fastidio y guardó la foto en el bolsillo. Hablar de la casa era peor que discutir de fútbol o de política, mucho peor. El único que no se metía nunca era el borrachín de la mesa del fondo, siempre en silencio. —¡Una foto es una foto, Tano
Todavía no anochece, pero el bar está casi vacío. Ajeno a la impaciencia del mozo, un joven lleva horas sentado junto al ventanal. No ha pedido más que pan y un vaso de agua que apenas ha probado. Se limita a mirar al otro lado de la calle empedrada, los ojos fijos en la
El subte son dos ojos de serpiente en lo profundo del túnel. Miro el reloj en mi muñeca, son casi las diez de la noche y los pocos que quedamos en el andén solo queremos llegar a casa. Intento distinguir sus caras, juego a adivinar a qué se dedica cada uno. Creo reconocer a
Si algo caracterizaba a mis nuevos vecinos, era ser fuertemente supersticiosos, rasgo que quedó en evidencia desde el primer día. Mi llegada había coincidido con la aparición de un antiguo manuscrito en el Instituto Bernasconi. No digo que todos me hicieran cargo de las desgracias que el documento anunciaba, pero entre los habitantes de